Objetivos: Que el alumno sea capaz de discernir las diversas clases de razonamientos
y valore la importancia de la inducción en la investigación científica.
Apertura
Atiende el siguiente video "El Perdedor" de Enrique Igles y Marco Antonio Solis en http://www.youtube.com/watch?v=nKkJtKBK4yU
Identifica el argumento ccentral principal, es decir, los dos juicios mas importantes que, al relacionarse entre si, permitan la inferencia de una conclusion:
Premisa 1:Yo prefiero dejarte partir que ser tu prisionero
Premisa 2:No vayas presumiendo que me has robado el corazon y no me queda nas mas
Conclusion: Prefiero ser el perdedor que te lo ha dado todo y no le queda nada mas
Actividades de aprendizaje
Texto de Gabriela Hernández y Gabriela Rodríguez:
Argumento inductivo.
Argumentamos inductivamente cuando observamos cierta propiedad en un
número de casos particulares. Tomando como base esta observación, consideramos
que podemos concluir con alta probabilidad que la propiedad observada se
presentará igualmente en el resto de los individuos que pertenecen a la clase
bajo estudio.
Caracterizamos el argumento inductivo de la siguiente forma:
El argumento inductivo parte de la observación de cierta propiedad
en un determinado número de casos particulares de individuos de una clase
determinada, para posteriormente generalizar con probabilidad en la
conclusión, la propiedad que se predica en las premisas respecto a ciertos
objetos o entidades de una clase dada, y la atribuye a todas las entidades de
esa misma clase.
Dicha generalización vale no sólo para los casos que se han
observado y experimentado, sino para todos los de su especie.
Veamos un ejemplo de este tipo de argumento:
1) Garfield es un gato y maúlla.
2) Félix es un gato y maúlla.
3) Silvestre es un gato y maúlla.
4) Demóstenes es un gato y maúlla.
5) Tom es un gato y maúlla.
6) n ...
Probablemente todos los gatos maúllan.
La estructura del argumento inductivo es la siguiente:
1) El individuo A pertenece a la clase X y tiene la propiedad P.
2) El individuo B pertenece a la clase X y tiene la propiedad P.
3) El individuo C pertenece a la clase X y tiene la propiedad P.
4) n ...
Probablemente todos los individuos que pertenecen a la clase X
tienen la propiedad P.
Para entender la estructura del argumento inductivo debemos poner
atención en los individuos que observamos, la clase a la que pertenecen y la
propiedad que poseen en común.
En el ejemplo anterior nuestros individuos observados son Garfield,
Félix, Silvestre, Demóstenes y Tom. Todos ellos pertenecen a la clase
"gatos" y poseen la propiedad en común de "maullar". Con base en esas similitudes - pertenecer a
la misma clase y tener la misma propiedad-, inferimos que probablemente todos
los miembros de la clase "gatos" posean la propiedad de maullar,
incluyendo los gatos a los que no hemos observado.
La definición más común del argumento inductivo señala que es aquel
que va de lo particular a lo general. No obstante, para algunos autores ésta
sería una consideración imprecisa, pues no cubre todos los casos de
argumentos inductivos, ya que podemos tener algunos que no van de lo
particular a lo general. Así pues, algunos autores restringen esta caracterización
a los argumentos inductivos por enumeración, como el del ejemplo anterior.
Veamos el caso de un argumento inductivo que no va de lo particular
a lo general, de acuerdo con la definición antes expuesta, sino de lo general
a lo general:
1) Todos los perros son mamíferos y tienen corazón.
2) Todos los gatos son mamíferos y tienen corazón.
3) Todos los osos son mamíferos y tienen corazón.
4) n ...
Probablemente todos los mamíferos tienen corazón.
Aquí observamos un argumento inductivo que va de una generalidad en
las premisas que se expresa a través del cuantificador "todos", a
otra generalidad más amplia en la conclusión que también se expresa a través
del cuantificador "todos".
Cabe destacar que casi en todos los libros de lógica el argumento
anterior se consideraría un ejemplo de argumento inductivo por enumeración
que va de lo general a lo particular, pues al escribirlo los autores omiten
el cuantificador "todos", como en el siguiente ejemplo:
1) El perro es un mamífero y tiene corazón.
2) El gato es un mamífero y tiene corazón.
3) El oso es un mamífero y tiene corazón.
4) n...
Probablemente todos los mamíferos tienen corazón.
Podemos observar que aunque se habla aparentemente de un caso
particular (el perro, el gato, el oso), en realidad estamos hablando en cada
premisa de todos los individuos (perros, gatos, osos) que han sido
observados, aunque no de todos los que existen.
Consideraremos los dos casos antes descritos como ejemplos de
argumentos inductivos por enumeración. Si bien en el segundo no se mencionan
uno a uno los casos como en el primero, se entiende que esa afirmación supone
la observación de casos particulares que nos lleva, por ejemplo, a afirmar
que "el perro/los perros/todos los perros son mamíferos y tienen corazón".
También podemos sostener que se va de lo particular a lo general en
el sentido de que, por ejemplo, en el caso anterior (y en argumentos con la
misma estructura) es más general hablar de mamíferos que de perros, gatos y
osos; es decir, la conclusión en este tipo de argumentos es siempre más
general que cada una de las premisas.
Toma en cuenta que muchos de los argumentos que sostenemos en la
vida cotidiana son de tipo inductivo, como cuando en una charla un joven
decepcionado de las parejas que le han sido infieles afirma que: "Todas
las mujeres son iguales (infieles)". Las premisas que apoyan su
conclusión son las siguientes:
1) Luisa es mujer y me ha sido infiel.
2) Patricia es mujer y me ha sido infiel.
3) Carmen es mujer y me ha sido infiel.
4) Renata es mujer y me ha sido infiel.
5) Lorena es mujer y me ha sido infiel.
6) Marisol es mujer y me ha sido infiel.
7) n...
Probablemente todas las mujeres son infieles.
Es importante destacar que es muy común que en afirmaciones que
tienen que ver con ejemplos de la vida cotidiana más que con la ciencia, la
mayor parte de las personas omite la palabra "probablemente" de la
conclusión, con lo cual pareciera que ésta se afirma como si fuera necesaria.
Esto la hace fácilmente refutable, pues basta con encontrar un caso de una
mujer que no sea infiel.
No debes perder de vista que la conclusión de un argumento inductivo
siempre es probable, pues dado que no se han analizado todos los casos
existentes -por ejemplo a todas las mujeres-, cabe la posibilidad de que
entre ellos se encuentre alguno que falsifique la conclusión, es decir, que
la haga incorrecta. Podrían encontrarse evidencias de mujeres que sean fieles
y, por tanto, sería falso que todas las mujeres sean infieles.
La inducción y la ciencia.
La generación de argumentos inductivos es usual en la ciencia,
particularmente en las disciplinas experimentales, puesto que las
conclusiones de los experimentos dan lugar al planteamiento de regularidades,
principios o leyes a los que se llega a partir de las observaciones derivadas
de aquellos. La experimentación científica rigurosa supone trabajos arduos y
complejos donde normalmente se mezclan diversos tipos de argumentación,
aunque prevalece una base argumentativa inductiva muy importante.
Para comprender mejor la relevancia de la argumentación inductiva en
la ciencia, tomemos como ejemplo los experimentos de Johann Gregor Mendel,
pionero en la investigación genética.
Mendel concluyó que cuando se cruzan dos variedades bien definidas
de una misma especie, el descendiente híbrido mostrará las características
distintivas de uno de los progenitores. Este principio se conoce como de la
característica dominante.
Para arribar a esta conclusión, este científico procedió razonando
de forma inductiva, pues estudió el cruzamiento dirigido de especies de
arveja de jardín (Pisum sativum), una leguminosa con muchas ventajas para los
estudios genéticos porque produce varias generaciones por año, su estructura
floral permite la autofecundación, es lo suficientemente simple como para permitir
su manipulación y sus rasgos son claramente observables.
En su investigación, Mendel se centró en un solo rasgo cada vez y no
en todas las características de la planta, y seleccionó siete aspectos
peculiares que se distinguían fácilmente. Obtuvo plantas de arveja con una
característica que le interesaba, por ejemplo el tamaño del tallo, y las
cultivó durante dos años hasta asegurarse de que todos los descendientes
tenían la peculiaridad analizada. Después cruzó dos variedades puras de
arveja para el rasgo elegido -plantas de tallo alto con plantas de tallo
enano- y canalizó a la descendencia. Las plantas obtenidas corresponden a lo
que Mendel denominó primera generación filial. Durante los primeros
cruzamientos con variedades puras, el genetista advirtió que en la primera
generación los híbridos presentaban siempre una sola de las características
de sus progenitores; al parecer, la otra no se expresaba. Llamó carácter
dominante al rasgo expresado en todos los híbridos de la primera generación
filial, y recesivo al que no se manifestó en esa primera generación.
Como puedes apreciar con este breve ejemplo, la aplicación de la
argumentación inductiva en la investigación científica experimental es un
proceso complejo que a veces se toma años de trabajo. Es importante resaltar
que la argumentación inductiva brinda diversos grados de probabilidad
dependiendo de todos los cuidados que se tomen para realizar un experimento
científico. Pero siendo muy estrictos, las conclusiones obtenidas siempre
estarán abiertas a la refutación.
Crítica a la argumentación inductiva en la ciencia.
El filósofo de la ciencia Karl Raimund Popper dedicó muchos años a
la investigación del conocimiento científico y explicó que la ciencia avanza
mediante conjeturas en forma de hipótesis, cuya posible falsedad se intenta
descartar sometiéndolas a una refutación de los hechos, puesto que los
principios o leyes de la ciencia se expresan como enunciados universales o
generales que no son lógicamente verificables. La refutación cobra en este
sentido mucha importancia, ya que basta un solo caso exitoso para rechazar
como falso un enunciado general.
El ejemplo clásico sobre la refutación de las teorías científicas
señala que aunque miles de casos confirmen que "los cisnes son
blancos", no hacen verdadero este enunciado y, en cambio, basta con
encontrar un solo cisne negro para rechazarlo como falso.
El argumento se desarrolla de la siguiente forma:
1) El individuo 1 es cisne y es blanco.
2) El individuo 2 es cisne y es blanco.
3) El individuo 3 es cisne y es blanco.
4) n....
Probablemente todos los cisnes son blancos.
A comienzos del siglo XVII todos los cisnes conocidos en Europa eran
blancos, pero en 1697 el explorador holandés Willem de Vlamingh registró el
primer avistamiento europeo de un cisne negro cuando navegaba por las aguas
del que después bautizaría como río Swan, en la costa occidental de Nueva
Holanda (Australia). En 1726 se capturaron dos ejemplares de la especie como
prueba de su existencia.
Este famoso caso nos permite apreciar que la experiencia futura o no
observada puede refutar nuestras conclusiones inductivas. Por tal razón, en
este tipo de argumento sólo podemos sostener que nuestra conclusión tiene
cierto grado de probabilidad de ser verdadera, aunque ésta será más fuerte en
la medida en que hayamos considerado una muestra mayor de individuos. Por
ejemplo, no es lo mismo que analicemos tres cisnes y de ahí concluyamos que
todos son blancos, a que hayamos observado 20 mil. No obstante, nuestra
conclusión nunca dejará de ser probable.
Como podemos ver, la observación de una numerosa serie de cisnes
blancos no permite inferir que necesariamente todos los cisnes son de este
color, puesto que no conocemos la totalidad de los casos.
Evaluación de argumentos inductivos.
Para evaluar un argumento inductivo hablaremos no de validez, sino
de corrección. Así, diremos que un argumento inductivo es correcto si respeta
la estructura, tiene un apoyo suficiente de casos y además si se antepone la
palabra probablemente a su conclusión.
Estos tres elementos en su conjunto nos permiten evaluar un
argumento inductivo, como podemos observar, incluso cuando su conclusión no
sea necesaria, como en el caso de los argumentos deductivos, sin embargo, eso
no impide que pueda tratarse de buenos argumentos. Es importante tener clara
esta idea en el momento que lees o escuchas un argumento, pues evitará que lo
descalifiques por tener conclusiones probables sin haberlo analizado, pues
recuerda que no sólo los argumentos cuyas conclusiones son necesarias son los
únicos aceptables.
Argumento inductivo y falacia de generalización apresurada.
Dado que en un argumento inductivo se generaliza la conclusión a
partir de enumerar casos particulares en las premisas, su estructura se
relaciona con la falacia llamada de generalización apresurada. Por tanto,
debemos poner atención en lo siguiente para que al elaborar un argumento inductivo no cometamos tal
falacia. Se incurre en ella cuando la cantidad de individuos enumerados en
las premisas es demasiado pequeña para apoyar la conclusión; esto conduce
naturalmente a una generalización apresurada al aplicar la propiedad
observada en pocos individuos a todos los miembros de su clase. Veamos un
ejemplo:
Cuando visité Bélgica, un belga me robó la cartera; por tanto, todos
los belgas son ladrones.
Fácilmente nos percatamos de que no podemos juzgar a todos los
belgas basándonos en un solo ejemplo. Para evitar incurrir en esta falacia,
aun cuando sean pocos los casos observados o experimentados, siempre que
elaboremos un argumento inductivo será necesario anteponer la palabra
probablemente en la conclusión, y de esa forma desterramos el argumento
falaz.
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